19 nov 2013

PASEANDO POR MADRID

Que se puede decir de Madrid que no se sepa ya. Lo que si es seguro, es que Madrid es una ciudad para recorrerla con calma, para disfrutarla con avidez y mezclarse entre foráneos y oriundos. Aquí todos podemos pasar desapercibidos. Quizá sea ese uno de atractivos, bueno uno de tantos, porque es bien sabido que Madrid tiene mucho mas.
Cuidad cosmopolita por excelencia, sabe conjugar la modernidad con lo mas tradicional a partes iguales, y esto solo lo podemos descubrir dejándonos llevar por sus calles, pateándolas y recreándonos en cada esquina con algo nuevo y sorprendente.
La oferta cultural es enorme, museos, teatros, cines, musicales... y todo cuanto podamos imaginar, son sin duda complementos ideales para nuestra visita. Pero hay otra opción y esta es simplemente eso, callejear, acoplarse a los ríos de gente que transita constante por sus calles y disfrutar relajadamente de una ciudad nerviosa y vigorosa donde todo pasa en un segundo.
Quizá la calle mas conocida y transitada sea la afamada Gran Vía, que transcurre desde la calle de la Princesa hasta la archiconocida Plaza de Cibeles, como si fuese una columna vertebral que sujeta el resto de la ciudad. A partir de esta famosa y concurrida calle proponemos un recorrido que a bien seguro no dejara indiferente a nadie.
Comenzamos.
Podemos empezar recorriendo la Gran Vía donde observaremos multitud de edificios de altura abrumadora y arquitectura modernista, muchos de ellos reconvertidos en magníficos hoteles, otros en edificios  públicos o privados pero todos con esa impronta señorial de otros tiempos. Aquí tenemos de todo, probablemente la mayor concentración de teatros, cines, tiendas, locales de ocio, es decir todo para satisfacer nuestras expectativas.
Hay que hacer parada obligatoria en la Plaza de Callao, cruce de las animadas calles Preciados y del Carmen y que esta presidida por las enormes pantallas exteriores del cine Callao. Ya que estamos aquí un buen plan seria ver una película en este famoso cine, donde quizá lo de menos sea la propia película. Esto es la esencia del cine, de los que de verdad aman el cine y proponen una experiencia de antaño porque probablemente queden ya pocos cines como ese, donde sin renunciar a la modernidad conservan la tradición. De hecho en los tiempos que corren donde los cines tradicionales cierran en favor de las multisalas ubicadas en fríos centros comerciales, aquí aun te acompaña el acomodador a tu butaca, además con una exquisitez y amabilidad propia de otros tiempos, y repito en un ambiente tradicional de cine de toda la vida pero sin renunciar a las mas modernas tecnologías. En fin, aquí la película gusta mas y las palomitas saben mejor.
Pero sigamos nuestro paseo en dirección a la Plaza de la Cibeles y una vez allí después de rendir pleitesía a su diosa continuaremos por el Paseo del Prado, zona de museos por excelencia, siendo el mas significativo el mundialmente conocido Museo del Prado. Pero hoy no va la visita de museos, lo dejaremos como una buena excusa para volver, así que continuamos por el paseo hasta encontrar la transitada calle Huertas, en pleno barrio de las letras en donde cada cierto tramo podemos ver citas de afamados escritores impresas en el pavimento, como si quisiera dirigir nuestros pasos hasta algo desconocido. Esta es la típica calle que atesora esos locales típicos y con solera que bien merecen una visita para hacer un descanso y tomarse un buen vermut acompañada de una suculenta tapa en uno de sus locales centenarios quizá frecuentados tiempo atrás por esos famosos escritoras que nos guían con sus citas.
Seguimos en la calle Huertas hasta la animadísima Plaza del Ángel. Desde aquí podemos aprovechar para desviarnos por la calle Conde de Romanones y Duque de Alba hasta llegar al populoso y tradicional barrio de La Latina. Aquí se celebra los domingos el famoso rastro. Quizá no se pueda describir en todo su esplendor, hay que visitarlo y dejarse llevar por la enorme riada de gente que transita por el mercado y curiosear por los innumerables puestos donde podemos encontrar prácticamente de todo.
Una vez recorrido este típico barrio podemos volver sobre nuestros pasos o seguir  por la Cava Baja y la calle Cuchilleros. De una forma u otra desembocaremos en la Plaza Mayor, centro de reunión por excelencia de turistas, artistas callejeros y habitantes oriundos de Madrid, que hacen de esta plaza uno de los centros mas animados. Podemos aprovechar para hacer un descanso en una de sus múltiples terrazas o reponer fuerzas en alguno de sus muchos restaurantes refugiados al abrigo de sus soportales, o por que no, curiosear en alguno de sus tradicionales comercios.
Una vez descansados y repuestos de nuestro paseo seguimos en dirección a la Plaza de San Miguel. Aquí encontramos el Mercado de san Miguel, antigua plaza de abastos reconvertida en centro de ocio con locales de copas, tapeo, repostería y también algún puesto de venta de pescados y mariscos. Los precios no son precisamente baratos, pero es interesante aunque sea darse una vuelta por este curioso mercado.
Continuamos bajando por la Calle Mayor y pasando por la Plaza de la Villa vislumbramos la enorme mole del Palacio Real escoltado por la Catedral de la Almudena. Justo enfrente la Plaza de Oriente. Estamos en el barrio de Opera.
Siguiendo por la calle Bailen llegamos a la Plaza de España presidida por el monumento a Cervantes.
Esta es una animada plaza donde podemos relajarnos viendo lo que nos ofrecen en al mercadillo que se encuentra en la misma. Una vez aquí merece la pena desviarse por la calle Ferraz para visitar el Templo de Debod. Un trocito de Egipto en la capital.
Volviendo sobre nuestro pasos y pasando de nuevo por la Plaza de España desembocamos de nuevo en la sempiterna Gran Vía, justo enfrente del majestuoso edificio telefónica y la torre de Madrid siguiendo hasta Callao. Desde aquí bajamos por la populosa y calle Preciados, zona comercial por excelencia hasta la conocidísima Puerta del sol y su kilometro 0.
La Puerta del Sol quizá merezca un capitulo aparte. En la confluencia de las calles Alcalá, Montera, Mayor, Arenal, Carretas y la ya nombrada Preciados, la Puerta del sol es un constante hervidero de gente, centro de reunión de artistas callejeros y viandantes de toda índole y condición. da la sensación de que todo el mundo esta allí viviendo una nochevieja eterna. Es sin duda, el centro de todo.
Hay que recorrer las calles de alrededor plagadas de tiendas y bares tradicionales en perfecta simbiosis con los mas modernos. La oferta es enorme. No hay que perder a oportunidad de probar el tradicional bocata de calamares en alguno de sus típicos bares, no os defraudara.
Que duda cabe. Madrid es mas, mucho mas. Nos quedan aun muchos paseos por delante. Este no es mas que una humilde y pequeña muestra de la percepción durante uno de ellos. Pero como ya se apunto anteriormente, siempre hay que tener un motivo para volver, quedan muchos rincones por descubrir y otras tantas experiencias que vivir.
Lo que es seguro es que volveremos.