Santillana del Mar es la villa de las tres mentiras ya que ni es santa, ni es llana, ni tiene mar, aunque esta cerquita. Santillana es una localidad que sorprende desde que entramos en ella. Enseguida nos damos cuenta que tiene algo distinto, algo que es como si nos transportase directamente a otra época, concretamente al medievo. Es tan autentica y esta tan bien conservada que callejeando por sus callejuelas esperas que al doblar cualquier esquina te aparezca un personaje de la época, tal vez un caballero o quizá un religioso embozado en aquellos antiguos trajes talares. Quien sabe, el caso es que cada casa, cada calle y cada piedra tiene su historia. No se puede recomendar ningún lugar en concreto ya que todo es interesante, además es fácil de recorrer ya que no circula ningún vehículo, todos se deben quedar aparcados en los lugares habilitados para ello, así que no tenemos que hacer otra cosa que lanzarnos a callejear.
Callejeando enseguida se da uno cuenta que el turismo esta muy arraigado en la zona.Casi en cada casa podemos encontrar comercios de recuerdos, restaurantes y tiendas donde venden productos típicos y de nombres tan curiosos como los de la foto. Un toque de humor nunca viene mal.